Vale a pena confirmar no El País de hoje aquilo que já se sabia: a Dona Maria del Socorro Tellado (1926-2009), poeta de tantas mulheres solitárias e de uns quantos homens não menos abandonados, mulher «muy lanzada, que montaba en bicicleta cuando estaba mal visto y que fumaba cigarrillos a escondidas», era uma grande fingidora.
Me emocionan las cosas reales, las que palpo, las que tienen vida. No me seducen las puestas de sol, ni las estrellas, ni la luna llena. Yo nunca he dicho ‘te amo’, ‘te quiero’, ‘vida mía’. Sólo lo sugiero en las novelas para que se emocionen otros. A mí me conmueven los animales, los prados, las personas, la roca viva, los acantilados.